Rumbo al río Kwai en el cual nos quedaríamos dos noches,
paseamos en unas barcazas recorriendo un mercado flotante. Es una especie de
pueblo cuyas calles son canales de agua y los lugareños exponen sus mercancías
a orillas de éstos.
Al llegar al río Kwai nos embarcamos y navegamos por 15
minutos corriente arriba hasta llegar a un hotel flotante. Este consistía en
unas cabañas rústicas, sin electricidad ni muchas comodidades, pero con un
paisaje maravilloso. Solo era necesario colocarse un chaleco flotador y dejarse
llevar por la corriente para disfrutar de la naturaleza, de ese modo llegamos a
unas cuevas llenas de murciélagos. A la noche se prestaba para juntarnos todos
a la luz de los faroles a conversar y jugar cartas. Fue una experiencia muy linda.
También
tuvimos la oportunidad de darle de comer a unos elefantes.
De regreso a Bangkok paramos en un museo construido en
memoria a los prisioneros de guerra que construyeron casi 500 km de vía férreas,
sometidos por lo japoneses a trabajo forzoso y en condiciones infrahumanas.
Puente
construido en la segunda guerra mundial por prisioneros australianos.
Hoy en día se utilizan pocos kilómetros de esa vía con un
tren de marcha lenta el cual utilizamos en parte del trayecto de regreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario